Ubicada en el valle que protegen y dulcifican el clima las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, aporta a su producción de aceite, un potente aroma, mezclado con pinceladas afrutadas en las que se aprecia el mimo que recibe tanto de la tierra como del entorno.
Si las piedras hablaran, contarían mil historias sobre su pasado: la “Alquería de Camarillas” ya aparecía en los libros de Inventario de Felipe II y restos arqueológicos, evidencian el asentamiento de todas las comunidades que, desde la Prehistoria, han pasado por la Península Ibérica.